Acabo de llegar de un viaje a los mercadillos de Navidad de Alsacia, un viaje que jamás habría imaginado hacer. Además que reconozco hasta hace poco no sabía ni que estos lugares existían, pero que gracias a Instagram y gracias a mi amiga Ara he podido visitar. Todo surgió con una publicación en Instagram de mercadillos de Navidad del Sur de Francia que le compartí a finales de Octubre y en la que ella me responde que se va a Estrasburgo y Colmar sola en coche en el puente de la Inmaculada. Yo ni corta ni perezosa me apunté.
A continuación os cuento cómo lo hicimos en coche desde Barcelona. Esto no pretende ser una guía de las ciudades que visitamos, sino que aquí os cuento lo que nosotras vivimos y vimos. Espero que a alguien le pueda ayudar o darle alguna idea y orientar para su viaje. Repito, esto solo son mis opiniones, mis impresiones y mis vivencias.
La razón por la que lo hicimos en coche fue porque cuando Ara en su día comenzó a mirar vuelos, para esa fecha eran bastante caros. Pero efectivamente en fechas de menor ocupación seguro encontraréis vuelos baratos Basilea que está a solo 20 min en coche de Mulhouse (se dice “Mouluss”, como Footloose:-) que es donde nos alojamos, también porque era más barato en estas fechas. Mas adelante os contaré sobre el hotel donde nos alojamos. También podéis volar a Estrasburgo directamente, pero los vuelos son mas caros. Yo volvería a hacerlo en época de verano y volaría a Basilea y allí alquilaría un coche.
Salimos el miércoles 6 de noviembre a las 7 de la mañana de St. Joan Despí. Seguimos la ruta que nos indicaba el Google Maps que eran 1050km y teníamos previsto llegar a nuestro hotel sobre las 16:35 de la tarde, sin paradas ni colas. La primera cola que tuvimos fue en el primer peaje de la autopista A9 para coger el ticket sobre las 8:30 de la mañana. Estuvimos unos 25 minutos en la cola, aunque hay gente que pasó después y que me comentó que tuvieron retenciones de hasta dos horas. A la salida de cada carril había un policía y un empleado de autopistas muy amables que nos preguntaban a donde íbamos. Entre risas, nos dijeron que todos los españoles iban a Colmar, a Estrasburgo o a esquiar a Tignes. Ellos ya sabían algo que nosotros ignorábamos: que media España iba a estar allí. De hecho las noticias días después dijeron que Alsacia era había sido el destino preferido de los españoles incluso antes que Londres. Yo personalmente no volvería a viajar en un puente, pero entiendo que la gente es cuando tiene vacaciones.
Las autopistas francesas y sus aires (aire= área de servicio) son fantásticas. Perfectamente señalizadas, tanto si es área de servicio, de descanso, gasolinera, restaurante , si hay o no hay carga rápida para coches eléctricos, caravanas etc. Incluso en las zonas de descanso hay baños increiblemente limpios. Aquí ese dicho de “está mas sucio que un bar de carretera” no tiene sentido. Todo impecable. En cada señal avisa de a cuántos Km está la siguiente área de servicio. También cuales son las siguientes gasolineras y a qué precio está el combustible, que sobre eso os contaré al final. Perdonad si me ha impresionado el tema de las áreas de servicio, pero tened en cuenta que vivo en Tenerife y lo máximo que puedo llegar a hacer son 140 Km. Además, en mi vida adulta no había hecho un viaje tan largo en coche, ni por España ni por el extranjero. También me comentaron en Ig durante el viaje que efectivamente las áreas de servicio francesas y alemanas son de lo mejorcito que hay.
Al ser día laborable en Francia, nos encontramos con retenciones al pasar por Lyon también que nos retrasaron unos 30 minutos. Junto con la cola anterior del peaje, la parada para desayunar y para comer, el horario de llegada al hotel fue a las 19.15, Es decir 12 horas de viaje y 10 de conducción. Algo con lo que no habíamos contado a la salida, fue con el precio de los peajes, que hizo un total de unos €80-€87 euros en cada sentido.
Efectivamente ta y como predijo Google Maps y sin mayores problemas llegamos a Mulhouse a las 19:15 a nuestro Ibis Style Center Gare. Sí, junto a la estación central y frente a las vías del tren, pero prometo que yo no escuché nada. El hotel utiliza el parking de la estación en una zona especial para clientes del hotel y coches de alquiler. Aunque la primera vez es un poquito lioso de llegar, es fantástico pues aparcas justo debajo del hotel y sales caminando en la misma puerta del hotel. El hotel bonifica parte del parking y se paga €8 al día. Cada mañana cuando vas a coger el coche te dan un ticket y te cargan el parking en la cuenta.
Los hoteles Ibis son eso, Hoteles Ibis, en los que sabes lo que puedes esperar. Es como un McDonald, no hay sorpresas, ni buenas ni malas. Camas muy cómodas, fundas nórdicas calentitas, baños muy correctos y escasa decoración, básico pero cómodo. La recepción del hotel olía maravillosamente a Navidad, que luego descubrimos que era ambientador olor a vino caliente. En la recepción hay croissants y napolitanas todo el día y creo que café también. El recepcionista hace de barman y un lado de la recepción es un bar. Todo muy Ibis. Todo el mundo hace de todo.
Ara reservó el hotel en Booking y por alguna razón la única opción que le ofrecía era con media pensión, algo que me sorprendió, pero efectivamente nos dieron vales para 3 de las 4 noches en una Brasserie junto al hotel. Un sitio que en la vida se me hubiera ocurrido a entrar, pero que la cena las tres noches fue muy buena. No de estrella Michelín, pero muy buena. La cuarta noche nos reembolsaron la cena.
El desayuno del hotel para mi gusto fue excelente, en ese tipo de hotel. Máquina de zumo de naranja natural, café con leche riquísimo, dulces, muffins, croissants, yogur, fruta, infusiones, cereales, pan de especias, baguette, brioche, todo tipo de quesos, repito todo tipo de quesos, embutidos, zumos, mermeladas, nutella, pretzels. Leí que alguien dijo en las críticas de Tripadvisor que faltaba que hubiera huevos para que fuera perfecto. Hombre, por pedir yo pediría blinis con caviar, pero oye, me he quedado en hoteles mejores con peores desayunos. Para mí ha sido perfecto tal cual. El precio de las 4 noches en MP las dos fue de 750€, muy muy correcto. Sin lujos.
Y ahora vamos a las visitas. El día de llegada teníamos pensado visitar el mercadillo de Mulhouse (recuerda, se dice Mouluss), porque estaba a tan solos 10 minutos del hotel. Pero era demasiado tarde ya que cierran a las 8. Yo en vez de seguir mi instinto y continuar recto según veía en Google Maps se me ocurrió preguntar a unos españoles, que nos liaron y no sé por donde nos mandaron a callejear. Resultado: el mercadillo estaba cerrado. Eso me pasa por preguntar.
El jueves teníamos previsto hacer la ruta más larga, que era pasar el día en Estrasburgo ya que está a 100 km de Mulhouse (la muchacha del GPS lo llamaba Milús). Tuvimos mucha suerte y conseguimos aparcar fácilmente en el la calle a menos de un minuto a pie en el acceso a pie a la ciudad vieja por la Place Henri Dunant. Por esa entrada se accede a los puentes cubiertos y a la Petite France que es el acceso fluvial a Estrasburgo.
La ciudad vieja se Estrasburgo se puede caminar perfectamente a pie. Aquí os dejo la página de turismo de Estrasburgo en español y con musiquita. Hay varios mercadillos de Navidad. El primero en la Petite France se llama el Pueble de Adviento y es un mercadillo de productos artesanales Alsacianos. En el siguiente mercadillo entendimos lo que era realmente el olor a Navidad, cuando te encuentras con los puestos de vino caliente espaciado, ese olor que te envuelve y te llega al alma. Seguimos callejeando y llegamos a la Rue de la División Leclerc por donde pasa el tranvía (en esta calle hay Galeries Lafayette) y que divide la ciudad vieja a la mitad. Allí nos encontramos con otro mercadillo a los pies del gran árbol de Navidad. Más adelante con la maravillosa catedral gótica, que si tenéis tiempo os recomiendo entrar.
Habíamos contratado un tour gratuito a las 15 horas en la entrada de la catedral. Gabi, una guía encantadora y super didáctica nos estaba contando la interesantísima historia de la ciudad y de su catedral, cuando de repente empezó a bajar la temperatura y una niebla o nubes bajas nos impidió ver la torre de la catedral. Continuamos con la visita a la plaza del Ayuntamiento, el barrio judío y finalmente nosotras decidimos terminar la visita en el barrio imperial debido al frío insoportable. Os muestro una foto cruzando el puente para que veáis como estaba el sauce totalmente helado. El resto del tour continuó hacia el Parlamento Europeo y el nuevo barrio judio.
A pesar de las bajísimas temperaturas y de las predicciones daban lluvia, a nosotras no nos llovió en todo el día, pero parece que en Mulhouse ¿cómo se dice?, al llegar al hotel sí que había llovido todo el día. Recordad que esto fue un día entre semana , al igual que al día siguiente y aunque había gente, no resultó en ningún momento agobiante.
A la mañana siguiente, el viernes, fuimos a Colmar (Cólmar, con acento en la o). Gracias a una lectora que me indicó que el parking de St. Josse (es correcto, no es St. Joseph) a 2 minutos a pie de la noria y que solo costaba 3€ al día. Durante los fines de semana de la época de Navidad hay Park & Ride a las afueras de la ciudad y unos autobuses (Navettes de Noël) que te llevan a todos los mercados de la zona. Nosotras tuvimos suerte al llegar temprano y fue muy cómodo y barato aparcar en el mismo centro de la ciudad.
Y al llegar a Colmar empezaron los lloros…….. de lo bonitísimo que me pareció todo ¿Habéis llorado alguna vez de ver algo precioso?. Esas calles adoquinadas y las casas medievales perfectamente conservadas. Era como estar en un cuento de hadas, en un sueño, un viaje al pasado. Os juro que decía: esto es todo mentira. Esto es un decorado de una película, como los pueblos western de Almería, pero cuando nos vayamos y se apaguen las luces, quitan los decorados.
Que bonito todo, que cuidado, que limpio, que cuquis, que tranquilo todo. Porque eso es otra cosa, la música de fondo o no había o estaba bajita. Aquí hago un llamamiento a los Señores Alcaldes Españoles: No hay que poner a Mariah Carey a 1000 Db para hacer creer a la gente que es Navidad. No. Si lo tienes que hacer es que hay algo que no estás haciendo bien. A pesar de la gente, la musiquita de fondo era suave y agradable, y lo más importante, pegaba con el ambiente navideño. Invitaba a quedarte, a escuchar y a llorar de la emoción. Aquí os dejo la página de turismo de Colmar.
En cuanto a los mercadillos, a ver, mi opinión sincera, son muy bonitos, pero visto uno, vistos todos. Aunque no hay cosas exactamente iguales, prácticamente son lo mismo, con puestos de artesanía de la zona, embutidos y quesos, adornos navideños y comida. Eso me ayudó mucho a calmar el ansia viva que tenía por ver todos los mercadillos. A pesar de que todo en general era mono, no hubo nada que me volviera loca. Los que me conocéis sabéis que tengo la cartera y la mano muy sueltas, pero encontré todo extremadamente caro (¿yo? doña gastosa). Y tal cual ha sido, he comprado 4 chorraditas en las que no me he gastado ni 50€ y a esto hay que descontarle un paño de cocina con un Kugelhopf, le Roi por el que pagué €18. Es cierto que no volví a ver otro igual en ningún mercadillo, y por las connotaciones que tiene para mí por el tema Bundts, pues no lo pude dejar.
En los mercadillos hay para beber vino caliente tinto y blanco, zumo de manzana y naranja también caliente, que te puede gustar más o menos, pero eso es lo que te da el calor al cuerpo en esos días heladores. Un tema, los vasos. Al comprar la bebida te la venden en unos vasitos de tubo por los que hay que pagar un depósito de 1,2 y hasta 3 €. Te puedes llevar tu propio recipiente y o bien devolver el vaso cuando terminas, o tirarlo en una zona de reciclaje especial y dejarlo parar hacer una donación o quedártelo como recuerdo ya que en cada ciudad tienen uno diferente.
Otro tema: la comida de los puestos callejeros. Vale, podéis decir que soy comodona, o que estoy mayor y no me gusta comer de pie, con frío y con ropa como una cebolla cargada con bolso y bolsitas de souvenirs. Todo tenía unos olores espectaculares, pero lo que yo comí en Colmar que fueron unas patatas panaderas con tiras de bacon , salsa de queso y una salchicha, algo aparentemente espectacular, no me gustó en absoluto. Totalmente insípido y caro, comparado con habernos podido ir a comer en una brasserie, cómodas, calentitas y con una cervecita de trigo bien fría. Esa es otra cosa, he descubierto la cerveza de trigo o Weissbier y me ha flipado.
En cuanto a la seguridad en los mercadillos, que para mí era un tema muy importante, me sentí super segura en todo momento. A pesar de las aglomeraciones en algunos momentos puntuales, no sentí peligro de que me fueran a meter la mano en el bolso o algún robo al descuido. Incluso Ara llevó un día la mochila colgada hacia detrás y yo pensé: le van a robar, pero no. Por otro lado la seguridad policial y militar estaba muy presente, especialmente en Estrasburgo y Colmar, con grupos de 6 militares con sus metralletas patrullando por las calles. Recordemos que Francia es un país que está siempre en alerta y recordemos los atentados terroristas de hace 5 años en los mercadillos en Alemania, porque hay cosas que no se deben olvidar.
También por megafonía repetían constantemente en 4 idiomas ( uno de ellos en Español….ya que realmente había españoles por el mundo) el mensaje de ser consciente de tus alrededores, de vigilar y dar parte ante cualquier paquete abandonado a la policía/ seguridad de la zona.
El tercer día, el sábado, nos íbamos a quedar en Mulhouse, pero decidimos ir a pasar la mañana a Riquewihr el pueblo en el que se inspiró Disney para hacer La Bella y la Bestia. Este pueblecito a 10 minutos de Colmar, creo que es mucho mas bonito que Colmar. Solo es una calle principal, llena de tiendas, restaurantes y cafeterías incluso una tienda de Kate Wohlfart. Alguien me comentó por Instagram que habían tenido que aparcar en un viñedo y tonta de mí, me reí. Jua Jua. Correcto, llegando al pueblo los coches comenzaron a aparcar en la carretera en los viñedos. Nosotras fuimos listillas y seguimos un poco mas adelante y conseguimos aparcar, en el viñedo, pero a dos minutos a pie del pueblo. A la salida había kilometros de coches aparcados.
Riquewihr fue muy bonito. Mucho. Pero yo no lo disfruté. Había tanta gente, tanta aglomeración, las colas para ir a los baños públicos eran terroríficas que yo me tuve que tomar medio Orfidal para superar la taquicardia y la angustia que me estaba invadiendo. Nos fuimos al hotel, descansamos un rato y bajamos a comer a la plaza de la iglesia de St. Etienne, donde se encuentra el mercadillo, que recordáis que estaba cerrado el primer día. Supongo que entre semana hubiera sido mejor ir a estos pueblos pequeños y el sábado a Estrasburgo, o no ¿quién sabe?.
Nos encantó el mercadillo de Mulhouse, no era ni grande ni pequeño. Como en todos había comida, artesanía, adornos y oiga, incluso un chalet, que así se llaman los puestos, de Villeroy & Boch. Que es posible que lo hubiera en las otras ciudades, pero yo no los vi. Lo que sí vi, fueron cosas diferentes a otros mercadillos. A lo mejor me equivoco, que puede ser. A lo mejor era mi mood, después de pasar una mala mañana lo veía todo con otros ojos. Que pena no haber pasado la mañana también en Mulhouse. Eso sí, llegamos chorreando al hotel, a pesar del paraguas nos llovió toooda la tarde.
A la mañana siguiente salimos después de nuestro último desayuno fuertecito en el Ibis, a las 8.20 de la mañana, era domingo por lo que no nos encontramos con mucho tráfico. Solamente pillamos unos 15 minutos de cola en el ultimo peaje para salir de Francia y sobre las 6 de la tarde llegamos a casa sanas y salvas.
En el camino de regreso repostamos en Francia, para que el depósito nos llegara hasta casa. A pesar de los 20 € más de diferencia de un depósito, nos mereció la pena, porque las colas en la primera y segunda gasolinera en La Junquera llegaban hasta la autopista. Algo a tener en cuenta si regresáis justitos de gasolina como íbamos a hacer nosotras.
Y aquí se acaba mi relato de mas de 2900 palabras, tal vez el post mas largo en la historia del blog. Solo terminar diciendo que el último tramo , quizás 300 últimos km antes de entrar en España, me parecieron maravillosos, el solecito, la luz, el paisaje… ahora entiendo eso de la luz del Sur de Francia y lo de una casita en el Sur de Francia. En definitiva, que por segunda vez me he enamorado de Francia y espero volver pronto.
Podéis ver un destacado de Alsacia en mi cuenta de Instagram.